LO CORPORAL II.
Imágenes contemporáneas
OSCILACIONES
11/15/20256 min read


LO CORPORAL II.
En el artículo Lo Corporal I fueron expuestas las diferentes concepciones del cuerpo que aparecían en las clases de Gilles Deleuze recogidas en el libro En medio de Spinoza. Ahora trataremos de conjugar todo eso con algunas ideas y definiciones generales y contemporáneas con las que concuerdo y otras que propongo:
1. El cuerpo no es lo dado. No es sustancia fija, es lo que puede. Se encuentra en un proceso constante de devenir corporal.
2. El cuerpo es una somateca, es decir, archivo de relaciones de poder-saber así como sede de su resistencia a esas relaciones.
3. El cuerpo es expresión singular de las fuerzas invisibles que le atraviesan y constituyen.
4. El cuerpo es íntimo y lejano al mismo tiempo, el cuerpo es propio e impropio a la vez.
5. Hay un común trasfondo que da lugar a las dimensiones de Intercorporalidad y Transcorporalidad de los cuerpos como amplificaciones de los mismos y dimensiones nuevas más allá de ellos mismos.
“Lo que te escribo no tiene principio, es una continuación. De las palabras de este canto, canto que es el mío y el tuyo, se eleva un halo que trasciende las frases, ¿lo sientes?.”
(Clarice Lispector, 1944)


1. Un cuerpo no es un dato biológico incontestable, no se puede reducir a lo meramente orgánico, ni siquiera a la experiencia íntima del cuerpo aunque haya que partir de ahí. ¿Podríamos hablar de un devenir corporal?: “un cuerpo se deviene, en un proceso indefinido, indeterminado, sin un origen exhaustivamente discernible, y sin una clara y definitiva conclusión dentro del espacio temporal que narra la vida.” (Burgos Díaz, 2010). Cuando afirmamos junto a Deleuze con Spinoza que el cuerpo no es lo dado sino que el cuerpo es lo que puede, estamos refiriendo a un cuerpo no como sustancia sino como potencia. Desde la noción de potencia no nos preguntamos qué es un cuerpo sino de qué fuerzas es capaz, de qué afectos es capaz, ¿qué es lo que puede un cuerpo, cada cuerpo, a partir de las relaciones que le constituyen y de los afectos y encuentros que es capaz de generar?. “No sabemos lo que puede el cuerpo”, pues el cuerpo sobrepasa infinitamente lo que sabemos sobre él. Ningún cuerpo tiene competencia sobre otro cuerpo en términos de saber, sólo a cada cuerpo le pertenece experimentar lo que puede (Deleuze, 2008).
2. En relación con lo anterior, el cuerpo es una somateca (Paul preciado, 2013). Preciado propone que el sujeto moderno no tiene cuerpo sino que es una somateca, un archivo corporal de relaciones de poder/saber. No posee estatuto ontológico, sino que es biopolítico y performativo, es decir, “no existe fuera de un conjunto de prácticas discursivas, epistemológicas, científicas, farmacológicas, económicas, mediáticas y visuales, a través de las políticas de inmigración y de gestión del riesgo, de técnicas farmacológicas, de prácticas de diagnóstico, de narrativas mediáticas, entramados discursivos, de representaciones visuales y discursos de prevención, control y vigilancia. Todos estos discursos y prácticas que representan el cuerpo, producen la normalidad o la patología que pretenden describir”. Además, los diferentes regímenes biopolíticos que lo producen determinan espacios de acción jerarquizados en términos de raza, clase, diferencia de género o sexual. La somateca no se limita por tanto al cuerpo carnal, ni puede entenderse como sustrato biológico fuera de esos entramados de producción y cultivo propios de la tecnociencia. Dicho con Donna Haraway, el cuerpo contemporáneo es una suerte de entidad tecnoviva multiconectada. Ni naturaleza ni cultura. Ni organismo ni máquina. Precisamente por estar en medio de esto y lo otro, sin llegar a ser esto o lo otro, Somateca es un concepto magnífico para expresar al cuerpo como un archivo de memorias, de prácticas de producción y subjetivación de hábitos, de formas corporales, de modos de pensamiento, así como de lugares de resistencia y potencia creativa, de generación de tiempos-espacios tan singulares como comunes.


3. El cuerpo es Expresión singular de fuerzas invisibles (que organizan y desorganizan los cuerpos, materiales e inmateriales, reales y virtuales). No hay dos cuerpos iguales, cada uno es particular y expresa a su modo estas fuerzas. Ex-peau-sición (Jean-Luc Nancy, 2016). Además de los regímenes de producción normativa de cuerpos hay otras fuerzas puestas en juego: todas aquellas que escapan de esos dominios de poder-saber, aquellas que aún no fueron capturadas, significadas. Es ahí donde encontramos los movimientos de resistencia de los cuerpos. Dice Deleuze que antes de todo están las lineas de fuga, es decir, que el cuerpo principalmente es una resistencia a la organización aunque una mínima organización sea fundamental y necesaria para existir y vivir. Cuestión vital, por tanto, es aprender a percibir lo mejor posible estas fuerzas, estos movimientos en nuestros cuerpos y a través de ellos.
4. De todo lo anterior podemos deducir que el cuerpo es propio e impropio al mismo tiempo, paradójicamente consistente, tan íntimo como extraño y lejano. Propio en el sentido de íntimo pero impropio en el sentido de propiedad. ¿Cómo decir “este cuerpo es mío” sin caer en la paradoja de sujeto-objeto?. ¿Cómo decir “este cuerpo, que no es mío, esta vida que no es mía, es precisamente el mío, la mía”? (Garcés, 2013, 149). Será posible siempre y cuando ya no se trate de la declaración de un yo omnipotente, identitario y rígido, que se vive como separado, independiente y autosuficiente.
5. Todas esas fuerzas que atraviesan los cuerpos, de dentro afuera, de afuera adentro, en todos los en-medios macro y micromoleculares, constituyen ese fondo común, colectivo, transindividual, que nos sostiene y que contribuimos a sostener. Aquel en el que emergemos, nos articulamos y contribuimos a seguir generando. Esa dimensión impersonal, de anonimato, confusa, pues la percibimos siempre vagamente y en su mayor parte de manera inconsciente, que es condición de creación y sostén para la singularidad. Todo eso que hay en mí que no es mío, lo intercorporal que rescata Marina Garcés de Merleau-Ponty, pero que arrastraremos a la idea aun más ajustada de lo que llamaremos transcorporal.


De manera que, a modo de resumen, tenemos cuerpos caracterizados por tonos afectivos. Cuerpos que se expresan a través de sus tonos posturales (o “formales”), a través movimientos y ritmos que a su vez se expresan en metaestabilidades, oscilaciones, gestos y disposiciones posturales. Cuerpos que son modos de expresión y duraciones singulares del trasfondo caótico común del que emergen.
La dimensión temporal de los cuerpos implica diferentes temporalidades de los cuerpos que contienen y de aquellos que les exceden. Cuerpos intensivos más que extensivos, potencias variables y actuantes en relación con sus afecciones. Cuerpos como procesos relacionales, que en su finitud son capaces de expresar una infinidad de relaciones internas y externas. Cuerpos-archivo, cuerpos-memoria, tecno-vivos, naturo-culturales. Cuerpos propios e impropios, íntimos y extraños.
En próximos artículos tendremos presente todas estas imágenes del cuerpo que implican movimientos, relaciones, oscilaciones, fuerzas, ritmos, afectos, inscripciones, hábitos, resistencias, emoción, técnica, información, para adentrarnos en una imagen del cuerpo-postural que integra estos aspectos y nos ofrece un sentido primordial de orientación entre todos esos elementos, el sostén, necesario para generar, mantener y transformar la vida, tanto en su plano material como inmaterial, orgánico e inorgánico, físico y metafísico.


*Este texto es la segunda parte de un capítulo de mi Trabajo de fin de máster para el Máster en Filosofía para los Retos Contemporáneos, coordinado por Marina Garcés en la UOC. Las notas a pie de página han sido eliminadas para esta publicación ligeramente retocada. Si te interesa leer el trabajo completo puedes descargarlo en https://www.researchgate.net/publication/394568264_COMO_SE_SOSTIENE_UN_CUERPO
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