De relaciones y encuentros

Texto que reflexiona sobre las relaciones terapéuticas en un contexto mas amplio sobre qué nos ofrece un encuentro y las posibilidades que se abren si prestamos atención.

OSCILACIONES

Eu Mongil

4/7/20255 min read

manos entrelazadas, encuentro, relación
manos entrelazadas, encuentro, relación

De Relaciones y Encuentros

La relación como encuentro. El encuentro como acontecimiento, novedad e imprevisibilidad, devenir.

Un yo y un otro, no como homogeneidades sino como multiplicidades. Se acabaron las máquinas binarias, se acabaron las representaciones, tan solo importa el encuentro. A cada lado, mundos en relación y adentros que son adentros del afuera. Todo se juega en el encuentro, en las intensidades que por ahí pasan, en las fuerzas que el encuentro es capaz de movilizar. Nada que comprender, nada que interpretar, ¡no ser jueces!.

¿Para qué sirve un diagnóstico si no moviliza las fuerzas de un cuerpo, si no hace estallar los límites de lo que hay, si no cambia el sentido?. Diagnósticos inmovilizantes. ¡Bailemos el encuentro!.

Dejarse ir en un encuentro no es pasividad; antes bien, es la caída afirmativa hacia él, es una determinación. Forzamos así al pensamiento. Forzar el pensamiento es ponerse en relación con lo impensado, con el sinsentido, ahí, en el límite. Un yo y un otro, en sus límites se encuentran, bailan, basculan, torsionan; se despliegan, se descomponen y lo que surge es algo más que una suma. Cada una encuentra a la otra y no es ni de una ni de la otra ni de ambas, es lo que surge entre las dos y tiene su propia fuerza, su propia dirección.

¿Por qué nos interesa esta política de los encuentros?. Porque seguimos inmersos en una política de la representación. Nos sentimos cómodas en esa relación donde nada pasa, donde reconocemos y comprendemos sin movilizar nada, sin problematizar, sin dejar espacio a lo creativo. La experiencia pide paso. Decimos: “-¿ves?, ¡es esto!”. Diagnosticamos, interpretamos, nos diagnostican, nos interpretan; nos ponemos a distancia del encuentro, de la participación real.

Gestionamos, burocratizamos, protocolizamos, pero casi siempre para fijar límites, para replegar el pensamiento a la única actividad de reconocer, interpretar, juzgar. Nuestras manos ansían buscar y encontrar lo que de antemano ya presuponemos, y en actos performativos y reiterativos, seguimos produciendo lo presupuesto, lo que damos por sentado.

“-Tiene usted artrosis crónica, es por la edad, nos desgastamos, es así...".
Pero no nos preguntamos qué hace que las cosas se presenten como tales:

¿cómo se materializan en los cuerpos los supuestos patológicos, los supuestos genérico-sexuales?,
¿qué hace que los cuerpos adopten determinados hábitos, determinadas disposiciones posturales?¿cuáles son sus modos de estar-ser en el mundo, cómo se insertan en él?,
¿cómo funcionan, cuáles son sus expresiones?,
o en términos foucaultianos y deleuzianos, ¿qué dispositivos de poder-saber trabajan en nuestros cuerpos, qué regímenes de signos nos sobrecodifican?,
¿cuáles son nuestros flujos y umbrales?.

"...Se acabaron las máquinas binarias: pregunta-respuesta, masculino-femenino, hombre-animal, etc. (...) los conceptos son exactamente como los sonidos, los colores, las imágenes: intensidades que nos convienen o no, que pasan o no pasan. Pop-filosofía. Nada que comprender, nada que interpretar. (...) Un encuentro quizá sea lo mismo que un devenir o que unas bodas. Encontramos personas (...) pero también movimientos, ideas, acontecimientos, entidades. Y aunque todas estas cosas tengan nombres propios, el nombre propio no designa ni a una persona ni a un sujeto. Designa un efecto, un zig-zag, algo que pasa o que sucede entre dos como bajo una diferencia de potencial (...) Es lo mismo que decíamos para los devenires: no es que un término devenga el otro, sino que cada uno encuentra al otro, un único devenir que no es común para los dos, puesto que nada tienen que ver el uno con el otro, sino que está entre los dos, que tiene su propia dirección, una evolución a-paralela. (...) Encontrar es hallar, capturar, robar, pero no hay método, tan sólo una larga preparación. (...) Bodas, pero no parejas ni conyugalidad. (...) En lugar de resolver, reconocer y juzgar, hallar, encontrar, robar. Reconocer es lo contrario del encuentro. Juzgar es oficio de muchos y no es un buen oficio; (...). Hay toda una raza de jueces. La historia del pensamiento se confunde con la de un tribunal; pretende ser un tribunal de la razón pura o de la fe pura..." (G. Deleuze, "Diálogos. Gilles Deleuze y Claire Parnet")

a woman with a pair of glasses on her face
a woman with a pair of glasses on her face

En un verdadero diálogo con lxs otrxs, en un verdadero encuentro, se daría una suerte de nueva negociación, de nueva disposición. Pero no desde un férreo control voluntario, mas bien involuntario, desde las fuerzas que atraviesan nuestros cuerpos. Después habría que lidiar con la nueva organización.

¿De qué fuerzas es capaz cada cuerpo, cada relación, cada encuentro?.
¿Estamos en disposición al encuentro, a dejarnos hacer por el encuentro, a perdernos en esa relación despersonalizante y creadora?.
¿Estamos en disposición de forzar la puerta allí donde estamos?.
¿Es posible cambiar nuestra relación científico-representacional por una relación científico-artística?.¿Tiene sentido hacerlo?, ¿para qué?, ¿hasta dónde nos puede llevar?.

En el ámbito de la posturología sabemos que cualquier posición es de por sí metaestable. El individuo-organismo es metaestable y está en continua oscilación. Cada oscilación que podemos valorar en una plataforma de presiones o mediante del Test de Romberg, es una de las resultantes frecuenciales de los frecuenciales diversos que expresa nuestro organismo, según sus modos de relación con el mundo, según su singular participación en el mundo.

Es decir, ninguna posición es realmente fija ni permanente, más bien es permanente en su devenir. Gilbert Simondon dice que el individuo es tan sólo una de las fases del proceso de individuación, se deviene individuando. El proceso de individuarse tiene que pasar por el individuo, pero éste es solo una fase, nada terminado. Valga esta afirmación tanto para los cuerpos materiales como para los conceptos que tenemos de ellos.

"Problematizar la materia de los cuerpos puede implicar una pérdida inicial de certeza epistemológica, pero una pérdida de certeza no es lo mismo que el nihilismo político. Por el contrario, esa pérdida bien puede indicar un cambio significativo y prometedor en el pensamiento político. Esta deslocalización de la materia puede entenderse como una manera de abrir nuevas posibilidades, de hacer que los cuerpos importen de otro modo" (Judith Butler, "Cuerpos que importan")

Nuestra apuesta es esta: seguir haciendo bailar lo científico y lo clínico con lo creativo, con lo artístico y filosófico. Hacer bascular los términos, sacudirlos. Perder el miedo a hacer caer nuestras certezas. Así es el arte de los encuentros. Permitir que la creación y la imaginación sigan impregnando nuestras consultas, nuestros estudios, nuestra práctica. Es así como se nos brinda la oportunidad de vivir el acontecimiento cotidiano de nuestras terapias, es así como captamos la libertad y la alegría de los encuentros.

a large metal sculpture of a large flower
a large metal sculpture of a large flower

*Las referencias de este texto fueron: Gilles Deleuze ("Conversaciones", "Mil mesetas"), Baruch Spinoza (a partir del libro de las clases de Deleuze sobre Spinoza: "En medio de Spinoza"), Gilbert Simondon ("La Individuación"), el colectivo Tiqqun y Judith Butler ("Cuerpos que importan"). Fue escrito para el proyecto "Políticas de la piel: el arte de estar en el medio", de 2016.