LO CORPORAL I.

El camino de Spinoza.

OSCILACIONES

Eu Mongil

10/21/20258 min read

sculpture of a thinking body integrated and traversed by the environment
sculpture of a thinking body integrated and traversed by the environment

“El cuerpo es lo in-finito de un pensamiento”.

(Jean-Luc Nancy, 2016)

Lo Corporal

Lo corporal: in-finita conjunción de naturaleza y vida, naturaleza y cultura, cuerpo y mente, materia y memoria. ¿Es posible que estemos abrazando ciertos acuerdos generalizados acerca de nuestras ideas sustanciales de cuerpo, materia, vida, naturaleza, mente, conciencia, individuo, sociedad?.

En ese largo camino que seguimos recorriendo y trazando, vamos entendiendo que la vida, lo vivo, se expresa en procesos y acontecimientos así como en multitud de relaciones complejas, interconectadas e interdependientes. Sabemos además que seguimos portando la mochila con esas leyes físicas que refieren, todavía, a una materia tomada espacialmente y sin agencia es decir, pensada según el espacio y no el tiempo, sin capacidad para actuar intencionalmente, esperando, quizás, alcanzar ese conocimiento que nos aclarará cómo se relaciona, según esas mismas leyes de la naturaleza, el mundo macromolecular con el mundo micromolecular, lo vivo con lo no vivo, la materia con el espíritu. En este sentido siento que el futuro es prometedor, pues comienzan a abrirse diversos cauces de imaginarios posibles que podrán ser, en palabras de Donna Haraway, capaces-con. Futuros prometedores en los que las vidas de todos los seres, humanos y no humanos, adquieran otro nivel de importancia, belleza, cuidado y vida en común.

En este texto quiero presentar imágenes del Lo Corporal próximas a Lo Real ahora, que me inspiran y me parecen que son muy útiles para pensarnos aquí-ahí entre todos los seres, todos los cuerpos. Y lo haré recorriendo aquella estela iluminada por Spinoza en el s.XVII, pues bifurca el camino seguido por el pensamiento occidental a la luz de Descartes.

Por qué Descartes se convirtió en nuestro principal referente para pensar la materia y concretamente el cuerpo, que es lo que nos interesa aquí, es una pregunta para la que se podrían ofrecer seguramente diferentes buenas razones. Mi sencilla respuesta es que Descartes ofrecía al sentido común unos conceptos mas apropiados para el modo de aprehender el mundo, según las premisas fundamentales de aquella época, donde lo real y lo material se pensaban desde el espacio y se comprendían en base a las referencias sensoriales de nuestros cuerpos, es decir, lo que se podía observar con los sentidos. Así, la sustancia pensante (mente) y la sustancia extensa (cuerpo) describieron una naturaleza separada, distinta, bifurcada en términos de Whitehead, pero que muy afortunadamente, estamos empezando a reescribir.

Volviendo de nuevo sobre los pasos de aquel camino iluminado por Spinoza, continuado por Henri Bergson (Materia y Memoria) y Alfred North Whitehead (Modos de pensamiento; Proceso y Realidad) durante los comienzos de nuestro estimulante s.XX, encontramos una imagen del cuerpo y de la materia comprendida según el tiempo y no en función del espacio en primer lugar; en segundo lugar, una materia que emerge de relaciones complejas donde lo espiritual y mental están incluidos. En esta línea, tanto Gilbert Simondon como Gilles Deleuze después, seguirán enriqueciendo estos aspectos. En lo que sigue extraeremos de Spinoza, a través de las bellísimas clases de Deleuze recogidas en el texto En medio de Spinoza, algunas características de los cuerpos que nos sirven hoy día para pensarlos y que están en consonancia con las leyes físicas de nuestro tiempo.

Body disappearing with legs
Body disappearing with legs

¿De qué cuerpo/s estamos hablando?

En primer lugar, extraigo la imagen de un Cuerpo Modal: “Por cuerpo entiendo el modo que expresa de cierta y determi­nada manera la esencia de Dios, en cuanto que se la considera como extensa.” (Spinoza, 2000, 77). Para Spinoza los entes son maneras o modos de ser de la sustancia única infinita (Deus sive natura), es decir, los modos diversos en que aquella se expresa. Esta imagen nos sirve hoy para captar cada cuerpo como un modo o manera de ser particular, es decir, cada cuerpo puede percibirse como expresión singular que emerge de ese todo caótico que llamamos naturaleza, participando también de su continuo proceso de creación.

En segundo lugar, tenemos un Cuerpo Intensivo: según Spinoza explicado por Deleuze y derivado de lo anterior, cada ente es al mismo tiempo como un grado, variable, de la potencia infinita. Lo intensivo no es una cantidad extensiva ni una cualidad, es una cantidad intensiva que puede, por tanto, variar. En Spinoza la potencia es igual al acto, es decir, toda potencia está ya en acto, está siempre efectuada, es la que es en virtud de los afectos que la envuelven y efectúan. Pero puede aumentar o disminuir, por lo que la potencia se entiende también como un movimiento, un pasaje de un momento a otro. No tiene nada que ver con una sustancia definida, recortada y fija. Al respecto es que Deleuze proclama alegremente a sus alumnos: ¡somos como paquetes de poderes!. Me parece una tremenda imagen que funciona ya como un resorte clínico transformador. Con el carácter intensivo se trata de captar a los cuerpos, no en función de lo que son en términos de una sustancia definida, sino de lo que son capaces en términos de sus potencias.

Estas dos concepciones del cuerpo podrían ser consideras las básicas o esenciales: Modo e Intensidad, expresión y capacidad singulares.

a group of bodies
a group of bodies

En tercer lugar, encontramos un Cuerpo Cinético, que hace referencia a los movimientos, a los ritmos, al dinamismo que genera la forma del cuerpo o su individualidad. Spinoza entiende que cada cuerpo posee un tipo particular de relaciones constitutivas, es decir, aquellas que siendo externamente comunes al resto de cuerpos, se expresan en cada uno a su manera particular, con su particular ritmo: “(…) se distinguen unos de otros en razón del movimiento y del reposo, la rapidez y la lentitud, y no en razón de la sustancia.” (Spinoza, 2000, 88). Incluso podríamos extraer de aquí una concepción rítmica del cuerpo, puesto que hoy día sabemos que gran parte de estas relaciones constitutivas de los cuerpos son los ritmos de los diferentes sistemas y órganos, expresados a veces en la forma de frecuenciales.

En cuarto lugar, pero de importancia radical, nos encontramos con una concepción temporal del cuerpo, que envolvería estas últimas, cinética y rítmica, poniendo el peso en la comunicación de las relaciones constitutivas de cada cuerpo, es decir, en el hecho de que existe un continuo proceso de composición y descomposición, de creación y destrucción de determinadas relaciones. Todas las relaciones tenderán a componerse en relaciones más complejas (por ejemplo, los órganos) o a descomponerse en relaciones más simples (por ejemplo, el metabolismo), y esto es lo que genera la consistencia del cuerpo, el cómo se comunican todas estas relaciones.

En el texto que estamos trabajando Deleuze nos presenta un Spinoza que piensa el organismo en su duración más que en su espacialidad, y este será el punto crítico y fundamental de toda la obra de Henri Bergson que tanto le inspiró. En Spinoza la cuestión de la duración se expresa fundamentalmente en términos de Conatus, que es la capacidad de un cuerpo la fuerza intensiva, su impulso vital, o su tendencia para perseverar en su propio ser. Es lo que proporciona la consistencia de cada ser.

Claramente el carácter Temporal aparece como fundamental junto a aquellos de Modo e Intensidad.

intertwined and moving fibers
intertwined and moving fibers

En quinto lugar, extraemos junto a Deleuze una concepción tonal del cuerpo que da cuenta de las afecciones. Como él mismo explica a sus alumnos, en Spinoza los modos de existir se diferencian también cualitativamente, y es a través de sus tonalidades afectivas. Quiere decir que si la potencia es efectuada o trabajada por afectos alegres aumentará, pero si es efectuada por afectos tristes disminuirá. Habrá por tanto dos tonalidades afectivas de base para movilizar la potencia: la alegría (que permite el paso de una perfección menor a una mayor) y la tristeza (que permite el paso de una perfección mayor a una menor) (Spinoza, 2000, 170); por ello en Spinoza es tan importante poner mucha atención a los encuentros que generamos. Tristeza y Alegría no son sentimientos personales, yo los leo como movimientos de transducción de las fuerzas que se ejercen entre los cuerpos. Los afectos pueden ser de cualquier tipo: percepciones, acciones, pensamientos, sensaciones, sentimientos también. Es importante señalar cómo esta concepción tonal tiene tanta relación con el modo en que hoy entendemos, por ejemplo, el tono muscular corporal basal, pues en función de los afectos que nos envuelven y los modos en que se han generado nuestras relaciones constitutivas, cada cuerpo expresará un tono muscular emocional (o afectivo) de base que afectará a toda su estructura.

La cuestión afectiva, expresada tanto en términos de afección como emoción cuestión estética también, será determinante en el desarrollo que hará también mas adelante A. N. Whitehead acerca de los modos de ser de los cuerpos en su relación de composición con el mundo. Me detengo en este punto porque me interesa especialmente su concepto de sentir (feeling), tanto físico como espiritual, el sentir de cada cuerpo, que constituirá bajo mi interpretación, su orientación vital, en distintos grados y a distintas escalas según estemos hablando de cuerpos más o menos organizados y complejos, vivos y no vivos, humanos y no humanos. Esta orientación vital de los cuerpos, alimentada por su consistencia de base, será una función primordial en el juego de composiciones y descomposiciones entre las cosas del mundo.

body sculpture with spikes
body sculpture with spikes

En sexto lugar, en el medio y por el medio, cómo no, nos encontramos con una concepción relacional del cuerpo, paradigma actual de todo el campo neurofisiológico, evidente para Spinoza pues no podía concebir mas que relaciones de relaciones al infinito, es decir, cada cuerpo era para él un sistema de relaciones de relaciones.

En séptimo y último lugar, se nos ofrece una concepción ética del cuerpo según Deleuze, pues el grito inspirado en Spinoza: ¡no sabemos lo que puede un cuerpo!, va dirigido contra toda una moral política, cultural y religiosa, que juzga e interpreta lo que los cuerpos pueden o no, aquello de lo que son o no capaces. La influencia de este pensamiento llegó hasta nuestros días y los que nos dedicamos a lo clínico y terapéutico lo sabemos muy bien. Pero para Spinoza, una vez que establece en su Ética el plano de inmanencia absoluto Todo es Ser, lo único que diferencia a los modos de existencia son sus tonalidades y su potencia de actuar. Es decir, no puede ni debe haber un juicio previo a los que los cuerpos pueden o no, pues no hay esencia a la que llegar o ideal que reproducir. Cada cuerpo está en tensión con las fuerzas que pone en juego en cada momento. Tan solo basta experimentar según el punto de vista de cada cuerpo, según su propia constitución, su propia consistencia, qué es lo que le conviene o no en virtud de su potencia de actuar; ¡eso sí!, nos advierte claramente Spinoza, siempre con muchísima prudencia pues nuestras relaciones constitutivas siempre pueden entrar en otras relaciones de descomposición, incluso ser destruidas. (Spinoza, 2000, 211).

human hand and tree trunk joined
human hand and tree trunk joined

*Este texto es parte de un capítulo de mi Trabajo de fin de máster para el Máster en Filosofía para los Retos Contemporáneos, coordinado por Marina Garcés en la UOC. Las notas a pie de página han sido eliminadas para esta publicación ligeramente retocada. Si te interesa leer el trabajo completo puedes descargarlo en https://www.researchgate.net/publication/394568264_COMO_SE_SOSTIENE_UN_CUERPO